Carpe Diem.

GRACIAS! ;)

WHAT DOESN'T KILL YOU MAKES YOU STRONGER.

Publicado por Carolina en 23:54

Carolina: Träume nicht dein leben, lebe deine träume. No permitas que alguien te diga que no eres capaz de hacer algo. MÖ10.

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¿Cuánto duró? Ni aun entonces pude saberlo;sólo sé que no se oía más que el aliento,que apresurado escapaba del labio seco .Sólo sé que nos...
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La infancia no va de una edad a otra.El niño crece y abandona los infantilismos.La infancia es el reino donde nadie muere.
Experimentar.

Cambiar , probar , degustar , saborear , oler , escuchar , tocar , relacionar, hablar .. Me gustaría hacer todas esas cosas de form...
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Qué lástima, te habrías divertido . A veces el miedo es realmente algo terrible . Te impide desfrutar de los mejores momentos. Si ...
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Buenas bloggers, os escribo para que leáis más información sobre el fallecimiento del rey del pop, Michael Jackson. Hoy 6 de octubre, en las...
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Bueno bloggers , es la primera entrada que hago hablando directamente con vosotros, y quiero deciros que gracias por seguirme, que ya casi...
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Buenaaas followers, ya se que hace mucho tiempo que no vuelvo a escribir, pero no es porque no quiera. Bueno, escribo esta nueva entrada pa...
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" Triste cosa es no tener amigos, pero más triste es no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga, es señal de que no tiene; ...
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WHAT DOESN'T KILL YOU MAKES YOU STRONGER .
Ya era hora de que os pusiera un temazo del más grande.

The Way She Came Into The Place, I Knew Right Then And There, There Was Something Different, About This Girl..

Un madridista en Barcelona entra en un bar y pide una caña en castellano. El camarero se la pone y le dice:

- Són noranta-cinc cèntims.

El madridista deja sobre la barra noventa céntimos y sigue tomándose la caña tranquilamente. A lo que el camarero le dice:

- Escolti, falten cinc cèntims.

Y el madridista ni puto caso, como quien oye llover. A lo que el camarero ya rebotado le suelta:

- Escolti que em deu cinc cèntims, no em faci muntar un nombre, m'està escoltant perfectament.

Y el madrileño a lo suyo, tomándose la birrita, como si estuviese sólo en el local. Por fin el camarero, rojo de ira, y escupiendo las palabras dice:

- ¡Oiga desgraciado. Me está oyendo y entendiendo perfectamente, págueme los cinco céntimos que me debe!

A lo que el madridista sonriendo y echando mano al bolsillo para pagarle contesta:

- ¡Ya sabía yo, cabrón, que por cinco céntimos acabarias hablando en español

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